miércoles, 16 de enero de 2013

A Roma con mucho amor

Al llegar a la basílica de San Pedro, fue diferente. Era la sexta vez que visitaba esta enorme iglesia, llena de historia a cada paso, de santidad.Pero nunca había sido como esta. Al entrar sentí una profunda admiración, emoción....donde muchos ven en el Vaticano riquezas y arcas de tesoros, yo vi santos, gente que dio la vida por nosotros, gente que hoy sigue dando testimonio en medio de tanto ruido, tanta crisis.
Tuvimos la suerte de ir cuando aún no había mucha gente, y nos pudimos detener viendo las esculturas, intentando trasladarnos siglos y siglos atrás, empapándonos de historia.
En el lado derecho, al lado de la Piedad, está la tumba de Juan Pablo II. Sin adornos de más, con unos bancos para rezar, contemplar, estar. Ahí, sintiéndome tan pequeña, sentí una gran emoción y agradecimiento. A veces me quedo sin palabras en una oración y mantengo una actitud de contemplación...escuchando. No sé si es porque lo veo con unos días de distancia y todo coge forma, pero sentí tranquilidad, felicidad, que mis problemas no eran nada porque el Señor los acogía. Y aunque no sé muy bien cómo se reza a través de alguien beato o santo, me dirigí a este Papa de los jóvenes, y brotaron intenciones, plegarias, oraciones.

El mejor regalo de Roma fue estar la familia junta y unida, y poder ver cómo mi hermano al que tanto quiero y admiro, da su vida para servir, con una alegría y paz interior que contagia.

Que este año sea de ver a Dios en todo, de descubrir, de servir, de soñar juntos.
Que sepa valorar siempre lo importante.


Un abrazo
Elena


1 comentario:

Santi Casanova dijo...

Preciosa entrada. Preciosa foto. A mi La Pietá me conmueve...