lunes, 23 de marzo de 2015

Las huellas que dejamos

Vivir a flor de piel, notando cómo el aire eriza el vello, sintiendo cada sensación como nueva y única.
Tu susurro de buena mañana, tus caricias en el pelo mientras duermo.
El sabor del té recién hecho, con la taza que calienta las manos.
Momentos irrepetibles.
Sentir cada día como extraordinario.

Me ronda desde hace tiempo esta sensación. La de vivir en plenitud. No dejar para mañana los te quieros , los sentimientos aparcados, o las cosas que tenemos guardadas. Porque mañana no se sabe, porque no tendrá el mismo significado.

Durante estos dos últimos meses hemos preparado con mucho amor una fiesta a uno de los amores de mi vida, mi madre.Su 60 cumpleaños, un buen momento para hacer un alto  y dar gracias. El sábado lo celebramos por todo lo alto, en una fiesta sorpresa y divertida. Inmersos en los años 60, vestidos para la ocasión, rememoramos momentos importantes de su vida y dimos gracias por tenerla cerca. Es necesario decir a las personas que queremos lo que sentimos, demostrarles en cosas como estas que son valiosos en nuestra vida, y que les queremos siempre cerca.

Fue muy emocionante ver su cara de asombro, de incredulidad al ver todo el lío que habíamos montado, y tener a toda la familia reunida para la ocasión.  ¡Éramos casi 50 personas!

Dos días después sigo recordando la fiesta, y pienso en las huellas que dejamos en los demás con nuestro testimonio de vida. Mamá es generosidad, optimismo, es el detalle y la que está pendiente siempre de todo. Su vida ha dejado ya muchas huellas en los que más le queremos.

Y yo..¿qué huellas dejo? ¿ cómo me muestro a los demás? ¿qué doy de mi cada día? ¿soy de las que vive la vida o de las que pasa de puntillas por ella?

Estoy muy orgullosa de mi familia, por ser mi pilar, por demostrarnos tanto amor y cariño. Por ser la fuente del amor en mi vida.


Elenita