jueves, 8 de agosto de 2013

Los colores de tu vida


Estas palabras nacen de todos esos momentos en los que por circunstancias, vemos todo gris, o nos sentimos solos, o creemos que el Señor ya no nos escucha o nos acoge. A veces, el problema está en nosotros, en que nos cerramos la visión, y nos ofuscamos en no querer ver más. Y los demás, por mucho que quieran, no pueden ayudarnos.
Por suerte, tenemos gente maravillosa que nos anima a caminar...en mi caso, mi familia , Javi, mis amig@s, gente del trabajo, de la calle, del día a día. Soy súper feliz, he descubierto lucecitas diarias que me animan, que me hacen seguir, sonreír, crear, soñar, planear...
En lo más simple, en lo inesperado, hay un rayo de luz, una motivación, una esperanza. Dios nos llama a ser personas que transmitan esa esperanza y ese amor, Él está en todo lo que respiramos y vivimos.

Dejémonos impregnar de color, de vida, de improvisación.



Un abrazo grande!!
Elenita

Miraba la vida y era mediocre, apagada, sombría, como aquel trazado en carboncillo,
como si los defectos se cubrieran con sombras, como si la luz y el color hubieran huido.

A través de mis cristales separaba tu mundo y el mío; 
al ponerme las lentes, un muro, cemento y hormingón entre tú y yo.

Me buscabas la mirada, inquietante e impaciente, con sed de más.
Tú siempre querías más.
 Y yo sólo pensaba en llegar, y poder refugiarme en la soledad.
Sin amar, sin dar, sin hablar.
Sin sentir.
Dejar el tiempo pasar.Tic, tac.Tic, tac.

El dolor me pertenecía y acompañaba. Sin elegirlo, me instalé en la tiniebla.
Me impregné de la nada.Y me quedé vacío.

Un día, mientras dormía, hiciste desaparecer mis lentes oscuras.
Me cegué ante tanta luz. Los destellos me aturdían y confundían. ¿Quién era yo?

Pero sentí el calor de tu mano, el que siempre tuve cerca, hasta en las noches más oscuras.
 Supe con certeza que la soledad fue un espejismo de mi tristeza, 
los obstáculos me impedían ver la belleza del color.
El amor.

Elegí cambiar el gris cenizo por infinitos tonos y matices.
Esbozar la vida en primera persona.
Compartir los miedos, las dudas.
Ser uno contigo.