Necesario y vital. Necesitamos parar este motor sin freno, el ritmo frenético de hacer las cosas por inercia, el decidir las cosas por impulsos, por lo que opine mayoría..vivir al límite.
Y hoy he parado un poquito, que ya tocaba.
Y me he dado cuenta de que el cansancio hace mella, y que cuando estoy cansada, ni tengo la misma sonrisa, ni las mismas ganas, ni las mismas fuerzas para el día siguiente. Así que por fin, después de que tanta gente me lo diga cada día, he tomado la decisión por mi misma. Tiempo para los demás, pero también para mi. Por lo menos, por lo menos..20 minutillos al día, que no es nada.
Estoy feliz, de verdad. Muy tranquila con muchos temas de mi vida que antes me agobiaban (mi futuro en general, el tiempo a los demás..), porque doy todo lo que puedo a cada momento.
Tengo presente que he de cuidar más a mis amigos, a los que tengo cerca. Tengo que estar más en casa, que me echan de menos. Tengo que dedicar tiempo a escribir, a pensar,a coger la guitarra, a coger un buen libro y engancharme. Pero una cosa tras otra, sin olvidarme pero sin dejar que me abrume.
La felicidad(o al menos, lo que me hace estar y ser feliz), es lo pequeño.Últimamente son muchas pequeñas cosas...y más este fin de semana:
Que me recoja de la estación de autobuses un sábado a las 6 de la mañana, cuando podía haberse quedado durmiendo.
Que me reciba con lo que más me gusta, una caja de bombones, una sonrisa enorme y un beso.
Tener una sonrisa permanente.
Caminar por la calle y oler a mar, a sal marina.Y respirar.
Estar tranquila, dejar que mis inseguridades se conviertan en confianza plena.
Tener la seguridad de que es lo que quiero hoy, ahora,mañana, de que esto es para mi.
Saber que me quieren así,con todo.
Y esta foto es la mayor alegría diaria, el milagro de crecer...