Descubrí en la maravillosa Granada , en mis prácticas de estudiante, a unos bebitos indefensos que necesitaban amor, cariño, cuidados continuos para poder abrirse un hueco. Descubrí que el ser humano es más fuerte de lo que él nunca imaginaría, y que el carácter y la fuerza nos vienen impresos desde que soltamos nuestro primer llanto al nacer.
Ahora donde estoy, son bebés sanos, recién nacidos...los tenemos a pares todos los días, hay gente que oh, no le gustan los bebés, les tienen respeto o miedo, o vaya, qué rollo...Pero a mi me apasionan, me quedo embobada mirándoles como abren esos ojitos al llegar al mundo, como se desperezan,cómo te cogen el dedo cuando se lo tiendes, cómo es el primer encuentro con su mamá. Ver la emoción de unos padres al ver su hijo tras la larga espera, es una suerte enorme poder vivir eso a diario.
(foto con mi ya no tan bebé, que me ha dado fuerza y alegría hasta la siguiente que nos veamos! Mi sobri Dani!La alegría de nuestra casa)
Círculos de la vida, que te devuelven, te reconectan, o igual te encauzan. No lo sé.
Pero me encanta mi profesión, estoy taaan agradecida de poder trabajar otra vez, de poder cuidar desde el corazón, de sentirme útil.
Un abrazo grande
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