Es un sentimiento contradictorio.
Sentir que tu ciudad y tu gente se prepara para la venida de miles y miles de familias, ver la alegría e ilusión depositadas en tantas gente..observar cómo es posible la unión.
Girar la vista y ver, que en la misma ciudad hay familias destrozadas, que han muerto 41 personas, que nos podía haber tocado a cualquiera...Tener el corazón encogido ante tanta conmoción.
Pasear por el centro de Valencia y ver los dos acontecimientos juntos.Los rostros de la gente.
Pero al fin y al cabo, ver que TODOS SOMOS UNO. Que tanto voluntarios, ciudadanos, gente de a pie, extranjeros...TODOS rezando en la plaza de la Vrigen, en la catedral,todos ayudando, todos sintiendo lo mismo.
Esto es lo que siento hoy.Me siento a caballo entre esa enorme ilusión por todo el gran Encuentro de las Familias, y la enorme tristeza e impotencia del accidente de ayer.
¿Qué hacer? Supongo que intentar seguir ahí, sin más..ayudar a quien nos necesite, intentar hacer lo más normal estos días...y sobre todo rezar.
Besos